Procesos del Orden arquitectónico: Derivación y Desviación

Ambos textos abordan las ideas de derivación y desviación como estrategias esenciales en la evolución del pensamiento arquitectónico, pero lo hacen desde enfoques distintos. El primer ensayo, de Miguel Mercado, ofrece una visión panorámica y aplicada de estos conceptos, destacando cómo arquitectos como Frank Gehry y Zaha Hadid emplean la desviación para romper con las normas establecidas y generar impacto visual, mientras que figuras como Norman Foster y Santiago Calatrava se enfocan más en la derivación al reinterpretar elementos tradicionales con tecnologías modernas. Además, introduce la noción de “variaciones sobre un tema”, propia de las artes visuales, como una herramienta para adaptar lenguajes arquitectónicos históricos a contextos contemporáneos, fomentando así la innovación a partir de la reinterpretación de lo conocido.

Por otro lado, el segundo ensayo, de Christian Gomez MirandaCatalina Jiménez Emmanuelli y Kelvin Méndez Feliciano se enfoca más en un análisis conceptual y estructural de la arquitectura, basándose en el texto “Estructura y organismo”. Aquí, la derivación y desviación no son solo herramientas de estilo, sino parte de un proceso de transformación profunda del orden arquitectónico. La estructura deja de ser solo soporte técnico para convertirse en generadora de forma, sentido y funcionamiento. Se destaca la analogía con los organismos vivos: como en la naturaleza, el sistema arquitectónico puede variar sin perder coherencia, siempre que responda a una lógica interna. Este texto remite a ejemplos como Frei Otto y Buckminster Fuller, quienes redefinieron el orden mediante estructuras que eran funcionales, expresivas y derivadas de principios naturales.

En conjunto, ambos textos coinciden en valorar la flexibilidad y adaptabilidad como características clave de la arquitectura contemporánea. Sin embargo, mientras el primer texto se enfoca en los resultados formales y estilísticos de la derivación y desviación, el segundo profundiza en cómo estos procesos emergen desde el sistema estructural mismo, proponiendo un orden más dinámico y orgánico. Esta comparación revela cómo el pensamiento arquitectónico actual se mueve entre lo visualmente expresivo y lo estructuralmente lógico, y cómo ambas dimensiones pueden convivir para generar proyectos coherentes, innovadores y significativos.